Te ha pasado que de pronto te encuentras envuelto en una relación en la que uno o ambos cónyuges son dependientes emocionales y quieres escapar de ahí pero no sabes cómo.
Las relaciones conflictivas y dependientes tienen un origen y no
son las actitudes negativas, el maltrato físico o psicológico, la indiferencia,
falta de diálogo, etc., esas son consecuencias. En realidad, tiene que ver más
con los conflictos internos sin resolver de cada cónyuge. Y pueden ser:
- - Mala relación con los padres (uno o ambos) el que
más afecta es la relación paternal.
- - Algún hecho doloroso sufrido en la niñez o
adolescencia (violencia doméstica, maltrato verbal y psicológico, violación,
abuso, etc.)
- - Conflicto interno por una baja autoestima
(malformación, defecto físico, buylling, rechazo, etc)
Cuando llegas a la vida de pareja con estos conflictos los
trasladas a la relación, en la mayoría de los casos, es el cónyuge quién
termina recibiendo la carga, la acepta y es cuando en la relación se crea una
dependencia emocional. Que empieza a manifestarse a través de diferentes
conductas:
- - Actitud posesiva
- - Celos
- - Desconfianza
- - Acoso
- - La relación se vuelve tóxica
La solución a esta situación no necesariamente implica una
ruptura, sino más bien
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interiorizar y reflexionar sobre el comportamiento
que estás teniendo.
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Identificar el conflicto y estar dispuesto a
sanarlo.
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En la mayoría de los casos no es fácil lograr esto,
por eso es necesario la ayuda de un terapeuta que te guíe en el proceso.
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Este proceso de sanación seguro implicará un proceso
de reconciliación con las personas que afectaron tu salud mental y también uno
contigo misma.
También podrías pensar en la ruptura, pero quiero decirte que si no resuelven sus conflictos internos difícilmente podrán volver a construir relaciones saludables. Pues queda claro que el problema no está en las otras personas sino dentro de ti.